[TERCERA PERSONA POV]
Un nuevo día llegó a Temiscira, las amazonas se levantaban antes de la salida del sol y comenzaban la rutina que seguían a diario que era mucho más que entrenar. Los invitados se levantaron un poco más tarde y se unieron a la reina para desayunar.
Estaban sentados en un balcón del palacio que permitía la vista al mar, a lo lejos podía verse un grupo de amazonas practicando equitación.
"Creo que más tarde trataré de montar en uno de esos corceles, parece divertido." Todos los kryptonianos le dieron una mirada de reojo a Faora que era la que había hablado. La palabra divertido no era algo que esperabas encontrar en su vocabulario. Pero lo cierto era que poco a poco todas habían comenzado a cambiar de manera lenta.
Eran soldados sin una guerra que pelear y por difícil que fuera de creer estaban bien con ello. Los humanos tenían sus pequeños conflictos aquí y allá, pero nada de eso era problema de ellos.
Ahora que habían comenzado una nueva vida en la Tierra se dieron cuenta de algo de lo que carecían, propósito. Antes tenían un trabajo, Ursa como política y en ocasiones como embajadora de Krypton, el resto servía en el ejército. Aquí en la Tierra era diferente, la vida que antes llevaban había quedado atrás, además que no necesitan trabajar por la enorme fortuna que tenían.
Todo esto había traído consigo el aburrimiento ya que llevaban una vida algo monótona. Se levantaban a cualquier hora, no tenían que preocuparse por la comida, para eso estaban los sirvientes. Se iban de compras por diferentes ciudades del mundo, visitaban con frecuencia a las amazonas para hacer algo de ejercicio y pasaban largas horas en videojuegos online algunos días. Y sobre todo tenían mucho sexo, era una misión de mucha importancia después de todo.
Realmente llevaban una vida monótona, Nam-Ek era el único que no parecía tener un problema con esto, las chicas no entendían como eso era posible. Aunque si eran sinceras, tampoco entendían como era que todas habían cambiado tanto.
"A veces realizamos algunas competiciones, creo que podría gustarte." Le dijo la reina Hipólita a Faora. Esta era una buena manera de competir con los kryptonianos pues la competencia dependería del corcel y la habilidad del jinete. Faora solo asintió pensando que valía la pena probar.
"Yo acompañaré a Faora, también creo que podría ser divertido. ¿Qué dices Car, te unes? No será como la diversión que tuviste anoche, pero podría gustarte."
Car-Vex casi escupe el jugo de frutas que estaba tomando cuando escucho lo que dijo Nadira. "Muy graciosa, ¿seguro que no lo dices porque estás celosa?"
Nadira le iba a contestar, pero Nam-Ek las interrumpió a ambas. "Creo que este no es el lugar para tratar tales temas." E indicó hacia donde estaba la reina.
La reina puso la copa que tenía sobre la mesa y sonrió. "Por favor no deben de que preocuparse. Además, creo que ya toda la isla sabe lo que ocurrió en vuestra habitación, las paredes no son lo suficientemente gruesas. Car-Vex espero que no te enojes si alguna de las chicas te pregunta porque hacías esos sonidos."
Nadira, Faora y Ursa no pudieron aguantar la risa y Nam-Ek miró hacia un lado un poco avergonzado. Después de un rato Ursa comenzó a hablar de un tema diferente.
"Ya que vamos a estar viviendo en este planeta, me gustaría comenzar nuestra propia compañía." Esto llamó la atención de todos incluso la reina y un par de amazonas que se habían unido a la mesa.
"Una compañía. ¿Y de qué seria precisamente esta compañía?" Preguntó Nadira.
"Por el momento empezaríamos con la búsqueda de nuevas formas de energía limpia y la aeronáutica. Así poco a poco podemos ir introduciendo nuevas tecnologías más adelante y eventualmente construir naves más avanzadas que las que existen en el planeta."
Nam-Ek pensaba que la parte de energía limpia era algo bueno, pero quería saber el motivo de querer construir naves. "¿Por qué quieres construir naves?" Esto era algo que le interesaba también.
"Sinceramente no tengo un motivo en específico es solo que es una de las cosas que me gustaba estudiar cuando estábamos en Krypton. Además, le daríamos la oportunidad a los humanos de explorar el universo. Quien sabe, a lo mejor lo encuentra más productivo que tratar de explotarse unos a otros."
"No me parece mala idea, así cuando nuestra existencia sea conocida, los gobiernos harán de la vista gorda a cambio de todo lo que podemos ofrecer." Nam-Ek sabía que tarde o temprano alguien daría con la verdad detrás de ellos. No esperaba que un par de espejuelos ocultaran la identidad de todos, en especial la de él. "¿Qué hay de ustedes?" Preguntó mirando al resto de sus compañeras.
La primera en responder fue Nadira. "Creo que me vendría bien un nuevo pasatiempo. ¿Qué tal la joyería? Tenemos muchos metales preciosos a nuestra disposición y varias toneladas de piedras preciosas almacenadas en la luna."
Hipólita estaba pensando que sus nuevos amigos no dejaban de sorprenderla. Incluso ella entendía lo absurdo que sonaba tener varias toneladas de piedras preciosas almacenadas. "Disculpen que interrumpa, pero habéis mencionado que tenéis almacenada las piedras preciosas en la luna. ¿Eso es correcto?"
Ursa pudo percibir la ligera sorpresa en el rostro de la reina. "Ha escuchado bien. Podemos sobrevivir en el vacío del espacio sin ninguna dificultad. ¿Dígame, le interesaría acompañarnos en uno de nuestros viajes? No hay ningún peligro, tenemos una nave que es completamente segura, y estoy segura de que le gustará el pequeño palacio que tenemos en la luna."
Por algún motivo que Nam-Ek aún no lograba entender, a Ursa parecía caerle bien la reina de las amazonas.
La reina no podía negar que estaba siendo tentada. Antes de que contestara Car-Vex planteó algo más que resultó atractivo para Hipólita.
"Nadira porque no le pides permiso a la reina para que las amazonas que estén interesadas creen algunas joyas para tu futuro negocio. Estoy segura de que pueden llegar a algún acuerdo que resulte atractivo para ambas partes. He visto a muchas mujeres talentosas en la isla."
"Esa idea no está nada mal. Claro si la reina lo permite, no quiero causar inconvenientes." Al final Nadira observó a Hipólita esperando a ver cuál sería su respuesta.
Hipólita no las hizo esperar y decidió darles la mejor respuesta que podía dar en ese momento. "No me parece que sea imposible, pero antes de dar alguna respuesta me gustaría saber la opinión del concejo."
"Entendemos." Fue Ursa quien le contestó y luego se dirigió a Car-Vex. "¿Qué hay de ti, algo que te interese?"
"Creo que trataré con la tecnología, en especial las comunicaciones y tal vez más adelante sistemas de defensa. He visto que los humanos han dado más importancia a como destruir que, a cómo proteger."
Nam-Ek quien había estado en silencio por un rato decidió hablar. "Creo que esa es una excelente idea al igual que el resto. Faora ¿algo qué te interese a ti?"
"No se me ocurre nada. Tal vez debería ir gobernar una pequeña nación y así poco a poco iría…" Nam-Ek no la dejó continuar. "Olvídalo."
"Entonces no se me ocurre nada por el momento." Respondió dejando caer los hombros.
"Qué tal si me acompañas a explorar la civilización bajo el mar de las que les hablé." Le propuso Nam-Ek viendo la cara un poco triste que había puesto.
"Oye a mí también me gustaría ir." Casi gritó Nadira, pero su petición fue negada por Faora. "No. Esto es algo que haremos Nam-Ek y yo solamente, ustedes tienen esos proyectos en los que trabajar."
Nam-Ek habiendo notado que todas parecían interesadas con descubrir una nueva civilización decidió calmar las cosas. "Es mejor si no vamos todos al mismo tiempo. Faora y yo haremos el primer acercamiento, pero más adelante si todo sale bien, todas tendrán la oportunidad de visitar el lugar."
La reina continuaba escuchando con interés los planes que tenían sus nuevos aliados para el futuro. "Los atlantes fueron la civilización más desarrollada una vez, pero su hambre de poder y conocimiento los cegaron causando la ira de los dioses. Una vez la poderosa civilización que luchó junto a nosotras en contra de los invasores del espacio exterior ahora yace en el fondo del mar. Desde esa época nunca más hemos vuelto a tener contacto."
Todos habían escuchado atentamente las palabras de la reina. "¿Acaba de mencionar invasores del espacio?" Nam-Ek quería aprovechar esta oportunidad para que el resto recibieran un poco de información.
"Si, ustedes no son los primeros viajeros de las estrellas que recibimos." Le respondió la reina mientras parecía recordar memorias muy antiguas.