Capítulo: "El Altar del Caos: La Inscripción Inesperada"
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En el corazón de la Forge World de Mars, en el antiguo altar del Omnissiah, una vibrante explosión de energía destelló en la oscuridad. La fría maquinaria de la Adeptus Mechanicus comenzó a vibrar, haciendo que los techos resonaran como si una tormenta de cósmica magnitud estuviera a punto de desatarse. Las luces parpadeaban, y en un rincón muy apartado, entre el sonido de los martillos y las herramientas de los técnicos, una figura se materializó en las sombras: Marco.
Con una sonrisa traviesa y su copa de whisky omniversal en mano, Marco se acercó al altar del Omnissiah, sin un propósito claro, pero con la certeza de que algo gloriosamente ridículo ocurriría en cuanto pusiera su pie allí. Hizo un movimiento con la mano, activando de nuevo las gemas del infinito y… algo salió mal. En lugar de hacer lo que había planeado, una extraña onda de energía surgió del altar y se materializó en un mensaje. Las letras brillaron intensamente en un lenguaje incomprensible para cualquiera, pero con una sorprendente claridad para los ojos de Marco.
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La Inscripción:
"El Fabricante General y el Sumo Tecnósacerdote se dan besos en lo oscurito… jajajajaja."
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Marco no pudo evitar reírse ante la visión de la inscripción. Con un guiño y un movimiento exagerado, se dio la vuelta y observó el caos que había desatado. Los Adeptus Mechanicus, los sacerdotes tecnosacerdotes, y los Custodios Imperiales cercanos no sabían cómo reaccionar. El altar del Omnissiah, uno de los lugares más sagrados de la humanidad, ahora era el escenario de una broma multiversal de proporciones ridículas.
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El Fabricante General, conocido por ser uno de los líderes más temidos y serios del Mechanicus, vio las palabras con un parpadeo de incredulidad. Su rostro, normalmente cubierto por una máscara de pureza tecnológica, ahora parecía haber caído en una expresión de horror… pero también de confusión.
Fabricante General: mirando las letras brillantes
"¿Qué es esto? ¡¿Quién se atreve?!"
Pero lo que realmente parecía haberlo perturbado no era la broma en sí, sino lo que se sugería en el mensaje: una insinuación de algo tan impensable para los tecnosacerdotes que solo el mismo Omnissiah podría haberlo hecho… o, quizás, alguien mucho más travieso.
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En la oscuridad, el Sumo Tecnósacerdote apareció, su cuerpo encuadrado por las sombras de la inmensa catedral mecánica. El Sumo Tecnósacerdote, sin comprender completamente lo que ocurría, también se detuvo a observar la inscripción, una expresión de desconcierto en su rostro.
Sumo Tecnósacerdote: frunciendo el ceño
"Esto… esto no tiene ningún sentido. ¡NO PUEDE SER!"
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Marco, observando todo el caos y la reacción, apenas podía contener su risa.
Marco: hablando entre risas
"¡Esto es demasiado bueno! ¡Esto sí que lo voy a contar por los siglos de los siglos!"
Los Adeptus Mechanicus, que antes estaban con sus ojos fijos en la maquinaria y la pureza del conocimiento, ahora se encontraban atrapados en la escena más ridícula que el Mechanicus había presenciado en milenios. Algunos intentaron borrar la inscripción con sus herramientas, pero las letras solo se hacían más grandes, como si se burlaran de ellos.
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El Sumo Tecnósacerdote, observando el absurdo de la situación, suspiró y, con una mano en su cabeza, exhaló un pesado suspiro.
Sumo Tecnósacerdote: diciendo en tono molesto
"Esto… esto es una herejía. ¡Un insulto al Omnissiah! Pero, ¿cómo detenerlo? Esto está fuera de todo lo que conocemos…"
Fabricante General: sudando bajo la máscara de su rostro de metal, frustrado
"¡Este es el caos! ¡No se puede permitir!"
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De repente, el altar comenzó a resonar aún más fuerte, y los cielos sobre Terra se oscurecieron, como si el propio Omnissiah estuviera observando. Sin embargo, en lugar de la ira que muchos esperaban, algo extraño ocurrió: un susurro de risa se filtró en el aire, y los tecnosacerdotes que estaban allí se encontraron por un breve momento… relajados. Algo sobre la inscripción parecía liberar una tensión, algo que el Mechanicus nunca había experimentado: el caos.
Marco: observando la reacción de todos, en estado de hilarante euforia
"¡Sí, esto es lo que se siente! Caos, risas y un poquito de amor entre los líderes del Mechanicus. ¿Quién sabe? Tal vez el Emperador tenía razón después de todo, ¿eh?"
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Mientras tanto, el chat multiversal se desbordaba en carcajadas y comentarios desmesurados.
Joker: gritando en el chat
"¡Y ahora, esto es lo que yo llamo un verdadero caos cósmico! ¡El Fabricante General y el Sumo Tecnósacerdote compartiendo más que un altar! ¿Lo ven chicos? ¡Esto es arte!"
Deadpool: agitando la cabeza, entre risas
"¡Esto está hecho para una película de comedia! ¿Qué sigue? ¡Una fiesta en el altar!"
Batman: mirando la escena en el chat, visiblemente agotado
"Esto es… una total aberración."
Superman: soltando una risa nerviosa
"¿Qué ha hecho Marco ahora…?"
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El Fabricante General, completamente incapaz de eliminar la inscripción, comenzó a caminar hacia el altar, decidido a enfrentarse a la nueva amenaza que el multiverso había arrojado sobre ellos. La mezcla de confusión y terror seguía invadiendo los corazones de los sacerdotes, pero una parte de ellos, muy en el fondo, sabía que esta era la prueba de que el caos tenía una extraña forma de manifestarse incluso en los rincones más oscuros de la humanidad.
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Fabricante General: gritando hacia el cielo
"¡OMNISSIAH! ¡Haz que esta maldición termine ahora!"
Pero en lugar de una respuesta seria, un eco resonó en el altar: un risa estruendosa.
Marco: apareciendo de repente, con una botella de whisky en la mano
"¡Nos vemos, chicos! Y recuerden, ¡el caos es solo el principio! ¡Ja, ja, ja!"
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Fin del capítulo: El altar del Omnissiah ha sido marcado para siempre por la inscripción que ha desbordado los límites del orden y la lógica. Mientras el Fabricante General y el Sumo Tecnósacerdote se preparan para enfrentar este nuevo caos, el chat multiversal sigue riendo a carcajadas. El caos nunca fue tan divertido.