Rain razonó que los refugiados probablemente permanecían inconscientes de las verdaderas identidades de los hombres lobo como sus compatriotas. Esta realización lo llevó a considerar que los hombres lobo podrían constituir una tribu oculta, adeptos en operaciones clandestinas y en permanecer fuera del ojo público. Alternativamente, sus números podrían ser más limitados, contribuyendo a su naturaleza encubierta.
Dada las circunstancias únicas, Rain luchó con la posibilidad de capturar a uno de estos seres enigmáticos. Sin embargo, el desafío era formidable. Con un grupo de alrededor de diez individuos de su lado, las probabilidades estaban en contra de Rain. La cuestión de la viabilidad se cernía, obligándolo a sopesar los riesgos y recompensas de tal empresa.
Mientras se encontraba en esta encrucijada crucial, la mente estratégica de Rain trabajaba horas extras, deliberando la mejor manera de proceder para desentrañar los misterios que rodean a estos adversarios esquivos.