Pasaron varios días y ella ni siquiera se ha atrevido a mirarme. Las pocas veces que hemos cruzados palabras, ha sido relacionado al trabajo, nada más ni nada menos. He tratado buscarle conversación, pero evade el tema y busca la forma de cortar todo e irse. Mi cabeza estaba a punto de estallar. Me molesta que todo se haya convertido en esto, pero más me molesta, no poder dejar de pensar en eso. Su pregunta ha estado dando vueltas en mi cabeza, pero no puedo aclararlo. No sé lo que siento por ella, simplemente no lo sé. No puedo responderle algo de lo que ni siquiera yo estoy seguro. Sin duda ella ha sido especial, la veo de una manera diferente a las demás mujeres con las que he estado. Cuando estoy con ella me irrita fácilmente, pero a la vez me divierto. Disfruto haciéndola enojar o mirarme mal; incluso me gusta pasar tiempo con ella. Tener sexo con ella también me gusta, de hecho, no he podido estar con otra mujer luego de la última vez que estuvimos juntos. Por otro lado, es a la única mujer luego de Juliana, que le he permitido hablarme de esa manera. Sé que nos conocimos de una mala forma, pero con el pasar de los años, la he llegado a considerar alguien especial y de confianza. Me hace sentir cosas raras, que nunca antes había sentido, supongo que ha sido la costumbre; me he acostumbrado a tenerla conmigo siempre. Incluso esos cambios de ahora me afectan. Todo lo que hace me termina por invadir la cabeza de muchos pensamientos.
Mientras estaba en la oficina me sonó el teléfono, vi que era Juliana y respondí.
—Dime.
—Que forma tan seca de responderme.
—No estoy de humor, Juliana.
—John, tengo algo que pedirte. Sabes que nunca te pido nada, pero esto es demasiado. Recientemente conocí a un socio de Owen y a su mujer. Están teniendo problemas con una persona, que al parecer es peligrosa. Secuestraron a sus dos hijos y necesitan ayuda. Nunca te pido nada, pero quisiera que los ayudes, John. No los conozco bien, pero sus hijos están en peligro por un demente. Sé que ya arreglaste tu vida y no quieres saber más de esto, pero tienes contactos que pueden servir de mucho. Ellos están desesperados. Son dos inocentes que están en peligro. Por favor, ayúdalos.
—Lo haré, voy a viajar a dónde estás de inmediato. Envíame tu dirección.
—Gracias, John— colgué la llamada.
Es el colmo que tenga que hacer esto. ¿De cuándo acá me ven cara de héroe o investigador privado? Que fastidio.
Fui a buscar a Daisy a su oficina y al verme, bajó la cabeza.
—Necesito que vayamos a la casa para que prepares tus cosas, tenemos que viajar a dónde está mi hermana.
—¿Pasó algo malo?
—No exactamente con ella, tú vas a ir conmigo.
—¿Por qué no puedo quedarme? Necesitarás alguien que se quede vigilando la empresa.
—Vas a ir conmigo y punto. Muévete— suspiró y se levantó de mala gana.
Salimos de la oficina y nos dirigimos a la casa, recogió todas sus cosas y yo también las mías. Llamé al piloto para que preparara el Jet, y dejé a Alfred encargado de la casa. Hice todas las llamadas que pude, antes de ir al aeropuerto. No podía irme sin dejar a alguien a cargo de los negocios.
Todo el vuelo fue en silencio, esta situación ya me está incomodando. No le dije nada porque esperaba que cuando se le pasara el enojo me hablara, pero no lo hizo. Al llegar a Riverview, reservé una habitación en un Hotel y la dejé a ella ahí. Llamé a Juliana y me dijo que estaba de camino al Hospital, y que los niños ya habían aparecido; aún así me insistió en que los ayudara a encontrar al culpable del secuestro de ellos. Nos encontramos en la entrada y me saludó. Entramos juntos y me presentó a esa familia.
—Él podrá ayudarlos. Él es John, mi hermano. John, ella es Jasmin y su esposo William Cole.
—Un gusto conocerlos, espero serles de ayuda — traté de sonar lo más amable posible.
—Un placer— dijo la tal Jasmin, y William me dio un apretón de manos.
—¿Pueden decirme lo que ocurrió? — pregunté.
—Sí, vayamos a otra parte — me dijo William y caminó al frente, así que lo seguí.
Me contó sobre toda la situación y del hombre que supuestamente es el culpable del secuestro de sus dos hijos.
—Si quiere podemos empezar por el lugar donde los tenían, deben haber dejado algo. Si no son profesionales como dice, no creo que les haya dado tiempo a eliminar cualquier evidencia.¿Puedes llevarme ahora?
—Sí, hablaré con mi esposa y te llevo.
Fue hablar con su esposa y luego nos dirigimos al lugar.
—Aquí es donde me citó y supuestamente debían estar mis hijos— entré, y miré por los alrededores.
—Es cierto que no se ve nada a simple vista, pero esto no creo que sea baking soda.
—¿De qué hablas? — preguntó, y me agaché, pasando mi dedo en el suelo y lo acerqué a mi nariz.
—¿Ese señor es usuario de droga?
—No, que yo sepa.
—Hay rastro de heroína en el suelo. Tengo tres teorías. Está consumiendo heroína él o su cómplice, o planeaba drogar a tus hijos con ella. Por la poca cantidad que hay, no creo que sea porque esté traficando drogas, tampoco creo que lo haya querido dejar a propósito. En esa esquina tuvieron que estar tus hijos, es la única parte de este lugar donde pudo ponerlos. Es lejos de la puerta y por la ubicación y dirección de la silla, quien los estaba vigilando debía estar sentado ahí. Esta droga estaba cerca de tus hijos, quizás lo que tiene ella, pueda tener algo que ver con esto. Si estuvieron en contacto con el suelo y no había nada debajo, quizás sin querer la tocó y en algún momento llevó sus manos a la boca, a su nariz o algo así. No podemos descartar esa posibilidad, pero de ser así, tendrá que decirle al médico. Pueden asociar los síntomas a una infección viral, pero en realidad no serlo. Es una teoría, no lo tome muy a la ligera.
—Hay una posibilidad de que ese viejo infeliz haya tenido pensado drogar a mis hijos, ¿Y me pides que no lo tome a la ligera? Tengo que acabar con ese viejo— lucía muy molesto.
—No te aconsejo que lo hagas tú. Tienes una familia, y créeme, no querrás arrastrarlos a eso. A la que matas una persona, algo en ti se va desapareciendo, llega un momento en el cual deseas no haber tomado la mala decisión de haberlo hecho, luego el ciclo se repite y se repite; pierdes todo, tu libertad e incluso a tu familia. Yo puedo hacer el favor. En realidad, odio a ese viejo ya con todo lo que me has dicho y más, porque se metió con dos niños inocentes. Yo puedo liberarlos del problema, para eso estoy aquí. Debes asegurarme que no vas a cometer un error y te dejarás cegar por esa rabia que sientes. Puedo entenderte más de lo que crees. Te digo con seguridad, que me voy a encargar de encontrarlo y de liberar a tu familia de esa escoria, pero no te ensucies las manos. Tienes dos hijos que necesitan de ti y una linda esposa, no creo que a ninguno de ellos les guste ver a su padre tras las rejas. Sé que no me conoces, pero te doy seguridad de que voy a vengar lo que le hicieron a tus hijos. Ahora necesito que te mantengas tranquilo y me dejes hacer a mi el trabajo. Comencemos buscando donde hicieron el retiro, lo más probable estén cerca del lugar. Por otra parte, quiero que contactes a la chica que está supuestamente embarazada de ti. Por lo que me dijiste, puede ser que ella también esté implicada. Necesito que me des información de todos tus enemigos, los investigare a todos. ¿De acuerdo?
—Sí, te lo agradecería mucho. No quiero que ellos sigan pasando por estas cosas por mi culpa. Debía protegerlos y no lo hice.
—Eso no es tu culpa. Ese señor por lo que veo te odia mucho y no descansará hasta destruirte. Es por eso que, hay que hacer algo ya, antes de que haga otra mala jugada y esta vez ocurra una tragedia.
—Esta bien, haré todo lo que dices y confiaré en ti.
—Haz tomado la mejor decisión, te lo garantizo.