章 76: Azgresh.
Continuaron varios días avanzando muy rápido a su objetivo, en ese lapso hablaron y compartieron historias que incluso Mork no había hablado con Red, en aquellas cenas extensas y en esas peleas amistosas en las que el asesino nunca mostro su aterradora fuerza.
Esta vez Mork sintió más afinidad con sus nuevos compañeros de aventuras, no eran tan irreales como lo había sido Red, incluso Seradriel, que siendo una elfa por siempre joven y bella nunca sintió que estuviera a su alcance retenerla, no pudo, y eso le frustró.
Al fin llegaron.
Karazkan, la ciudad más grande del Sur de Xera, tenía un aspecto tosco y poco salubre, Kalair le pareció muy al estilo medieval europeo, en cambio a Borgol, que nunca había visto ni estado, ni si quiera entendía su concepto, una ciudad, fue extasiante
Era tanta gente, todas las calles atestadas de comerciantes, y un fuerte olor a heces y carne pasada de fecha.
Mork sabía que Zul'Kyl vivía en Karazkan como líder de una poderosa mafia del bajo mundo, nunca había dejado de ser un asesino, pero ahora añadía el robo y el contrabando sistemático a su prontuario, algo poco digno del primogénito de Diablo y su amada Krasny Bel.
Primero sería indispensable que fueran a una taberna en el barrio más peligroso de la ciudad, pues la ubicación de Kyl y su gremio de criminales eran relativa.
-Deben portarse rudos- les dijo Mork haciendo ronca su voz.
-Rudo, entiendo- replicó Borgol;- ser rudo-.
-He pasado por muchas experiencias- le respondió Kalair;- no le tengo miedo a unos cuantos gañanes-.
-te harán cosas peores que la muerte, Zad, se cautelosa y hazme caso-.
Se movieron unas cuantas horas entre la multitud, y de tanto en tanto quedaron embelesados con lo que se vendía en la calle, especialmente Borg que se llevó algunos comestibles mientras Kalair miraba a otro lado.
Llegaron al fin a un lugar con olor a vómito, y entraron.
Todos le miraron un momento y luego siguieron en lo suyo.
Mork les pidió a sus amigos que no se alejaran de él, este lugar era volátil, un empujón, un tropiezo, una gota de alcohol al suelo iniciaría una guerra.
El medio orco se acercó al tabernero.
-¿Me recuerdas Clar?- le preguntó a un viejo corcuncho y flaco, de barba descuidada y un ojo tuerto sin tapar.
-El pequeño Mork;- le respondió a voz baja;- diez años y vuelves, que puede haberte traído acá-.
-Zurvarat fue destruida, Seradriel murió, algunos aparecidos, nada placentero, estamos con mis amigos en un viaje de negocios, ellos más bien, yo planeo quedarme acá- entonces bajo aún más la voz;-¿qué tienes de mi maestro?-.
-Siento lo que paso, Mork, eres el hijo ilustre de Karazkan, pensé que tu felicidad duraría un poco más-.
-Eso no es problema, soy un orco estoy acostumbrado a ello, háblame del maestro-.
-Tu maestro…- pensó el viejo en que decir;- mira para allá, al final de la barra, ese bombón de orca es parte del gremio, es una escolta, se asegura de que los ladrones sean, éticos y no asalten pobres-.
Mork miró en la dirección que le había señalado Clar, quedo pasmado, como si su vida lo hubiera llevado directo a esa mujer, era una orca, de piel verde claro, ojos celestes, nariz chata, colmillos pequeños y todo en su rostro más humano que orco, su figura era un tanto pequeña para ser orca, pues no lo parecía del todo, su piel era muy verde y su rostro muy limpio y sin puas para ser de su raza. Su figura también era musculosa, delgada y muy curvilínea, era quizá la mujer orco más bella que Mork había visto en toda su vida.
El semi orco se acercó a la joven como si levitara sobre una nube.
-¿qué quieres?- le preguntó la mujer, algo cabreada, antes de que siquiera pudiera Mork abrir la boca.
-Soy Mork-.
-bueno- dijo la joven sin mirarlo en ningún momento;- te pregunte qué quieres no quién eres-.
-eh si- respondió el orco algo dubitativo, muy nervioso y algo ido de la realidad;-busco al jefe-.
Aunque lo dijo en voz baja todo detuvieron lo que estaba haciendo y llevaron sus vistas a Mork.
-eres Mork y eres tonto- replicó la joven vaciando su jarro de un sorbo y golpeándolo fuertemente contra la madera;- espero que seas bueno peleando, pequeñito- le dijo burlándose de que no fuera orco puro;-llámame Azgresh, y si sobrevivimos quizá te lleve amarrado al gremio-.
Borgol y Kalair se sintieron un tanto estafados por Mork que les pidió un bajo perfil y él fue quien al final empezaba la pelea. Borg levantó su arma de madera, y Kalair desenfundo un revolver, que no eran tan comunes al sur de Xera.
Mork gritó como si de una prueba de virilidad se tratará y embistió a 4 gañanes antes de si quiera sacaran su cuchillos y espadas, los lanzó tan fuerte que rebotaron en la pared.
Al instante otros 8 hombre le rodearon, pero Borgol se lanzó como un berserker contra dos atizándolos con su marra.
Kalair cargó su arma con munición no letal, no era necesario matar y no lo haría, ella no era Orion y siempre desprecio el poco respeto que tenía Red con la vida.
Disparo rápidamente a 4 borrachos en la frente dejándolos inconscientes.
Azgresh sacó una manopla y la empuñó con fuerza, levanto su escudo del costado del asiento y se lanzó gritando contra una de las mesas, haciendo volar a media docena de los violentos borrachos.
Todos quienes no eran del gremio de ladrones eran sus enemigos mortales, como Kyl había sistematizado el crimen en Karazkan el resto de las bandas menos éticas habían sido desplazadas y entraron en guerra al poco tiempo.
Naz continuó peleando hasta que sin querer se toparon, espalda con espalda contra Mork que estaba irremediablemente encantado con la orca.
Fuerte y terrible, Borgol parecía una máquina de golpear, era el doble de fuerte que un humano y era muy habido con su arma.
Kalair por su parte tenía una puntería muy fina, con pocas balas derribaba a uno tras otro de sus agresores.
Luego de un rato solo quedo Clar y los cuatro en pie.
-Añadiré eso a tu cuenta, Mork- le sonrió el tabernero que se pació entre sus clientes adoloridos y les fue recogiendo el dinero de la cerveza que habían bebido.
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