—¿Embarazada? —La voz de Gale retumbó dentro del castillo. Fue tan fuerte que probablemente la mitad del castillo la escuchó. No pudo ocultar su sorpresa, y ese pequeño rayo de esperanza escondido en su corazón explotó, ya que había estado esperando que ocurriera tal milagro.
—¿Mi esposa está embarazada? ¿Estás seguro? ¿Cómo puedes estar seguro? ¡Dime cómo detectar a mi bebé! ¿Qué va a pasar ahora con mi esposa? —Gale bombardeó al médico con innumerables preguntas mientras apenas podía contener su emoción.
—El médico estaba abrumado y tartamudeó en su respuesta:
— D-d-disculpas, Su Majestad. Pero yo soy un doctor bestia que solo sabe manejar enfermedades y dolencias sufridas por los bestiahombres. No sé cómo tratar completamente a una humana enfermiza, ni diagnosticar a una mujer humana por su embarazo.