—La cara de Yvette estaba pálida como la muerte —dijo ella con voz temblorosa—. Ella apretó los puños con fuerza y su cuerpo temblaba de ira.
—Mientras tanto, Lance soltó todas esas palabras acerbas debido a su frustración acumulada —comentó con resentimiento—. Pero en el momento en que vio los hombros de Yvette temblando incontrolablemente, no pudo evitar sentir dolor en su corazón.
—Lance pensó: ¿Por qué la encuentro ahora digna de lástima? ¡Qué inútil soy! —se reprochó a sí mismo—. Me había propuesto ser indiferente y dejarla a un lado. Pero ahora lo único que quiero es tenerla en mis brazos y mantenerla dulce.
—Mientras pensaba, levantó lentamente la mano, la cual Yvette esquivó de inmediato —relató el narrador.
—Entonces Yvette levantó la cabeza y dijo con determinación: "Lance, no me acostaré contigo".
—Ella pensó: Está a punto de casarse. No hay manera de que sea su amante, por más baja autoestima que tenga —se recordó a sí misma.