Yvette estaba realmente enfadada.
Yvette mostró simpatía por Kali. Yvette estaba enfadada con Lance. Él no tenía intención de estar con Kali, pero podía acostarse con ella.
¡Qué irresponsable y patán!
Pensando en esto, Yvette no podía quedarse quieta, y entró en cólera. Quería levantarse y beber algo de agua para calmarse.
Sin embargo, antes de que pudiera afirmarse de pie, dos brazos largos y fuertes se extendieron, rodearon su esbelta cintura y la atrajeron hacia atrás.
Yvette cayó al lado de la cama. Esos brazos apretados y poderosos rodeaban su cintura.
Era como si estuviera envuelta en el abrazo de un hombre. Parecían íntimos.
—¡Lance! —gritó Yvette enfadada—. Quería levantarse de la cama, pero no se atrevía a hacer un movimiento brusco. Porque le preocupaba su herida. Solo podía girar la cabeza para lanzarle una mirada furiosa.
—¿Sí? —preguntó Lance.
—Suéltame. —dijo Yvette, intentando liberarse de sus brazos. Pero él era fuerte. Yvette fracasó.