—¡Yi, finalmente te he visto de nuevo! ¡Nunca esperé que aún recordaras a este anciano! —gritó el viejo emocionado.
Justo cuando Wang Qingqing estaba especulando en secreto sobre qué persona importante debía estar enferma para requerir tanto alboroto, ocurrió una escena que nunca podría haber imaginado en su vida—la escena más inconcebible del siglo. Ese anciano de cabello canoso, que caminaba al frente, de repente corrió hacia Xiao Yi como si le hubiesen inyectado una dosis de adrenalina, su rostro estallando de emoción.
Si había alguna duda sobre su objetivo, sus próximas palabras la golpearon como un rayo—¡Yi!
En este lugar, aparte del joven junto a ella llamado Xiao Yi, ¿podría haber otro Xiao Yi?
Esta pregunta fue rápidamente respondida. No, no había otro; el anciano estaba buscando al Xiao Yi que ella conocía.