Cheng Bo Jing manipuló el metal en su piel para formar una barrera sólida entre el toque de la mujer y su piel. Aunque ella aún no había tocado más que su pecho sobre la camiseta, no estaba dispuesto a tomar riesgos con nada.
Él pertenecía completamente a Wang Tian Mu, y si tenía que cortar la carne que otra mujer había tocado para hacerla feliz, lo haría. Pero también evitaría haberse metido en esa situación desde el principio.
—Dime tu secreto primero —murmuró lentamente. Sus labios estaban torcidos en una sonrisa burlona, pero sus ojos solo mostraban odio hacia la mujer. Los militares le habían enseñado muchas maneras de obtener información de la gente, desde la tortura hasta la seducción.
En el pasado, no pensaba mucho en hacer lo que fuera necesario para completar la misión, pero desde que conoció a Wang Tian Mu en el funeral de su familia, ya no podía hacerlo.