—¿Tú... qué dijiste? ¿Estás loco? ¿Quieres romper conmigo? —Hannah estaba atónita, sus ojos abiertos de incredulidad mientras miraba a Brandon.
El sol poniente lanzaba un cálido resplandor anaranjado sobre la atractiva cara de Brandon, pero para Hannah, todo se sentía frío.
—Sí, no somos el uno para el otro... Ahora que estoy con Ella, necesito romper contigo —dijo Brandon con calma, aunque se sentía cada vez más acalorado, lo atribuía al alcohol y no le prestaba mucha atención.
—¡Estás loco! Brandon, ¿ya no me amas? —Hannah no podía creer lo que escuchaba, sus ojos abiertos de shock.
La respiración de Brandon se aceleró, sus ojos enfocados en el cuello blanco de Hannah.
Habían sido íntimos antes, y ahora el deseo dentro de él rugía, tal vez por no estar con ella durante tanto tiempo...
Jadeante, Brandon empujó a Hannah de su regazo con dificultad. —Tú... ¡tienes que irte!