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—Entonces, otra vez, ¿lo domesticaste así como así? —preguntó Han Shin mientras subían la pequeña colina en el interior de una de las mazmorras propiedad de Trinity.
Zein se burló de la frase. —¿A qué te refieres con domesticar? ¿Acaso es una bestia o algo? No estaba ni siquiera enloquecido en primer lugar.
—Nyenyenye~ —el sanador hizo un sonido burlón—. Aún así salió del cuarto de entrenamiento como el hombre más feliz del mundo después de encerrarse por medio día —y con un tono más alto, añadió—. ¡Y solo te tomó quince minutos también!
Zein rodó los ojos, y volvió a observar a los guías de turno hoy. —Mira al frente, Leo. Usa tus oídos para captar el sonido de la bestia, no para escuchar conversaciones ajenas.