Los ojos de Alejandro se estrecharon peligrosamente mientras se acercaba más a Rain y la abrazaba con fuerza, sujetándola firmemente pero de manera calculada. Su mirada se dirigió a la parte trasera de su oreja, confirmando su sospecha. Una escalofriante realización lo inundó mientras su cuerpo se tensaba y sus puños temblaban.
—¡Suéltame! —gritó la mujer en sus brazos, forcejeando contra él. Alejandro la soltó inmediatamente, con una expresión dura como la piedra.
Se volteó hacia Tim, con la voz baja pero hirviendo de ira. —No confío en ti con mi esposa. La trasladaré al hospital de mi elección. Sin esperar respuesta, Alejandro giró sobre sus talones y salió de la habitación, dejando a Tim visiblemente perturbado.
William alcanzó a Alejandro justo cuando entraba en el ascensor y presionaba el botón del estacionamiento subterráneo. —¡¿Te vas?! ¿Qué está pasando?! —demandó William, su voz llena de confusión.