No había nada que Islinda pudiera hacer con todos yendo a su —viaje— y dejándola completamente sola, incluido Maxi. Ella había ido a buscarla antes en su establo, esperando que la cambiaformas de caballo le hiciera compañía, así como responder a las numerosas preguntas que tenía sobre el príncipe oscuro, Aldric.
Pero su esperanza se hizo añicos en el instante en que vio su establo vacío. Islinda no necesitó preguntar por el paradero de Maxi, Aldric debió haberla llevado consigo. ¿Lo había hecho para molestarla? Después de todo, el Fae oscuro sí sabía sobre su relación especial con Maxi.
Maxi debería haberse quedado y rebelarse contra Aldric, Islinda deseaba que lo hubiera hecho. Eran las reglas no escritas de su código femenino. Se suponía que debían apoyarse mutuamente, sin importar la situación o circunstancia.