—Aiden empezó a despertar lentamente, con la cabeza pesada y palpitante como si una banda de trolls estuviera martilleando en su interior. Gimió, intentando levantarse, pero el dolor sordo en su cuerpo protestaba incluso ante el menor movimiento. Fragmentos de eventos recientes revoloteaban en su mente como un rompecabezas desarticulado, y entonces, con un sobresalto, recordó.
—La botella de agua. Había sido drogada.
—El pánico le recorrió mientras sus ojos se agrandaban. Serena había sacado una botella para ella también—¿había sido drogada también? El pensamiento le estrechaba el pecho. Con una urgencia renovada, intentó levantarse, solo para colapsar de nuevo en el sofá mientras sus piernas se volvían gelatina debajo de él.