—Ella está sedienta de venganza, Serena —dijo Sidney, su tono lleno de preocupación.
—¿Y qué? ¿Por qué me lo dices? No es como si ella me hiciera caso si le pido que no se vengue. No es exactamente conocida por ser complaciente. Además, entiendo su punto. ¿No hice yo todo por la misma razón? Solo porque su venganza esté mal dirigida no significa que la culparé por desearla —Serena se encogió de hombros con desenfado, su expresión tranquila.
—Pero es un círculo vicioso, Serena. Alguien tiene que romperlo, o simplemente seguirá repitiéndose —Sidney suspiró, pasando una mano por su cabello.
—Es lo que hay —los labios de Serena se curvaron en una leve y amarga sonrisa mientras se encogía de hombros de nuevo.