—¿Crees que dirijo un servicio especial? ¿Atendiendo a los necesitados y abandonados? —Con la cabeza inclinada lo miró a Fu Yu Shen, sus ojos lo fijaban con una mirada que solo podría considerarse de inconveniencia—. Tengo otras cosas que hacer, cosas importantes que son... diferentes a cuidar de un niño grande echado de su casa. —Ya estaba suficientemente tarde para la reunión y aquí estaba él, haciéndole aún más difícil alcanzar a ese imbécil que se apresuraba a interceptar, perder tiempo aquí seguramente le crearía grandes problemas—. Vuelve a casa, Fu Yu Shen, si no puedes cuidarte a ti mismo, entonces no necesitas complicarte, regresa y discúlpate, estoy segura de que tu segundo hermano te perdonará. —Se dio la vuelta, sus labios formando una sonrisa astuta—. Siempre lo hace.