Anne se sentó en silencio en el asiento del pasajero, observando la ciudad pasar a través de la ventana del coche. La tensión entre ella y Damien no había desaparecido por completo, pero hoy había tomado una decisión. No iba a presionarlo sobre sus pensamientos acerca de las acusaciones de Jackson. No todavía. En cambio, iba a seguir el consejo de Emily y trabajar en su relación.
Al día siguiente, Damien insistió en llevar a ambos, a ella y a Ryan, a pasar el día fuera. A comprar, de todas las cosas. No era algo que a Anne le gustara, pero la forma en la que la cara de Ryan se iluminó cuando Damien lo sugirió hizo imposible que ella se negara. Cuando llegaron al distrito comercial, Ryan rebotaba en su asiento, apenas capaz de contener su emoción.
—¿Vamos a comprar juguetes? —preguntó Ryan con entusiasmo, sus ojos azules llenos de anticipación.
Damien rió, estacionando el coche. —Juguetes, ropa, lo que quieras, amigo.