Anne llegó al aserradero y en cuanto vio a Aarón, echó a correr hacia él con el corazón en la garganta.
—¡Aarón! —lo llamó, su voz quebrándose mientras lo alcanzaba.
Aarón se giró, su rostro una mezcla de shock e incredulidad mientras ella lo abrazaba. —¿Anne? Su voz era ronca, como si no la hubiera usado en mucho tiempo.
Ella se apartó, agarrando sus brazos mientras lo miraba hacia arriba. —Estoy aquí. He vuelto. Todo va a estar bien.
Aarón parpadeó, todavía intentando procesarlo. —¿Cómo... cómo estás aquí? ¿Qué está pasando?
Anne negó con la cabeza, sin querer explicar todo todavía. —Te lo diré más tarde. Pero ahora, necesito ver a Nicky. ¿Dónde está?
Aarón parecía dudar pero asintió, guiándola hacia donde Nicky estaba trabajando. Tan pronto como Anne vio a su amiga, vestida con un simple uniforme de sirvienta y fregando el suelo, sintió que su corazón se rompía de nuevo. Corrió hacia ella, arrodillándose a su lado.