Alejandro soltó la mano de Rosa. La desgana de ella respecto a lo que él quería decir se le hizo evidente. Había cruzado un límite y era probable que no fueran tan cercanos como antes si él seguía insistiendo en que dejara ir a Matías.
—Lo siento —Alejandro se disculpó una vez más—. No debería haber te pedido eso. Fue imprudente de mi parte hacerlo. Entiendo por qué te trajo a ti y a Matías aquí para que yo los viera. Yo no voy a tomar decisiones por ti como él lo hará.
Alejandro jamás podría ser tan rápido en levantar su espada para matar a alguien sin pensarlo dos veces. Estaba acostumbrado a cumplir órdenes para el rey y fuera de eso, no había matado a nadie por motivos personales.
—Quizás sea hora de que me vaya y encuentre mi propio camino. Somos demasiado diferentes como para estar cerca el uno del otro y tú ya has encontrado a tu persona. No me gusta tu elección —dijo Alejandro, mirando una vez más a Zayne.