—Tus tías y primos ya deberían estar aquí. No pudiste conocer a tus primos anoche, así que esta es tu oportunidad ahora, pero primero, debemos encontrar un buen lugar para pararnos y poder observar —informó Madeline a Rosa.
—¿Se detienen a mirar cada vez? —preguntó Rosa, no acostumbrada a tantas miradas.
—Tu regreso es una gran noticia, pero también prestan mucha atención a los nobles. Anna tiene edad para casarse, así que muchos han estado observando qué hace y quién se le acerca. Pronto perderán interés y se volverán hacia alguien más —prometió Madeline.
Madeline notó que la atención ya estaba en Zayne. No podía ocultar que era un forastero en estas tierras debido a sus ojos. Zayne tenía un aura rara que le hacía comandar toda la atención en la habitación y la colocaba sobre él.
Aunque no se había anunciado como príncipe, la manera en que se presentaba revelaba que había tenido una buena crianza en un buen hogar.