—Oh, Rosa. No has estado quieta desde que salimos de casa. Lamenté no haber traído una cuerda para atar nuestras manos y no perderte. Tal vez no pueda seguirte el ritmo hoy —dijo Janice.
Ver cómo Rosa se movía de un lado a otro para mirar todo lo que pasaban hizo que Janice se diera cuenta de que no podía seguir el ritmo de alguien tan joven.
Janice miró a Soren que no estaba contento de estar con ellas, pero no pudo decir que no ya que Zayne le ordenó que las acompañara. Janice estaba atrapada en un círculo de confusión cuando se trataba de Zayne y Rosa.
Janice había viajado al mercado algunas veces y nunca había llevado un guardia con ella. En cuanto Rosa se unió a ella, Zayne hizo que Soren las acompañara.
«Es unilateral y ella no lo ha notado», pensó Janice. Ella estaba segura de que Rosa podría haber malinterpretado lo que él le dijo.