Después de que Qi Yunyang colgara, la tez de An Qianqian se tornó algo desagradable.
¡Nunca habría esperado que Qi Yunyang la despreciara de tal manera!
Lamentablemente, An Qiuyue no tenía idea de la situación y preguntó:
—¿Cómo fue? ¿El Segundo Joven Maestro llegará pronto?
An Qianqian quería marcharse molesta, pero las miradas curiosas de la recepción la obligaron a inventar una excusa:
—¡El segundo joven maestro está ocupado con algo importante y no podrá venir por ahora!
An Qiuyue murmuró para sí misma:
—¿Qué cosas importantes? Claramente solo está jugando...
Ella notó un destello de desagrado en el rostro que An Qianqian intentaba ocultar detrás de sus gafas de sol.
An Qiuyue rápidamente tuvo el tino de cerrar la boca.
Si esto hubiese sido antes, quizás habría continuado con sus quejas, pero ahora An Qianqian era la única en la que podía confiar.