—¿Otra vez? —Ricardo frunció el ceño a su asistente, recostándose en su silla y cruzando los brazos sobre el pecho—. Creí haberle dicho que declinara la invitación al evento benéfico de Amelie. No tengo por qué aparecer en su casa.
Ron se tomó un momento para escrutar la expresión de Ricardo y suspiró en silencio aliviado al captar una pequeña vacilación. En el fondo, realmente quería asistir a esa reunión, simplemente porque le ofrecería una oportunidad para encontrarse con su exesposa una vez más.
Ron decidió aferrarse a esa oportunidad como un halcón a su presa.
—Sr. Clark, entiendo que está utilizando sus sentimientos personales en este asunto, pero debo recordarle que muchos de sus socios estarán allí, y debo admitir que necesitamos estar de su lado bueno en este momento.
Ricardo lanzó al hombre una mirada algo aguda, no contento con su franqueza, pero aun así no tuvo otra opción más que estar en silencio de acuerdo con sus palabras.