Liam movió sus caderas hacia arriba sin darle oportunidad de responder, doblando su cuerpo casi a la mitad mientras su virilidad frotaba duro contra su entrepierna, llenándola de placer mientras él la acariciaba intensamente una y otra vez.
Y como siempre, fue Amelie quien cedió primero.
—¡Ahhh...! —dejó escapar un grito, y Liam se apartó mientras su esposa temblaba, su cuerpo cayendo hacia atrás sobre la cama casi sin vida.
La lengua de Liam volvió a recorrer sus labios mientras daba vuelta a Amelie, sus ojos brillaron al deslizarse por su cuerpo tembloroso.
La delgada cintura de la mujer contrastaba enormemente contra la forma seductora de sus glúteos, su piel enrojeciéndose como si alguien hubiera estado aplicando colorete sobre ella todo este tiempo.