—Esperaba noticias de Ricardo o de su asistente esta mañana, pero supongo que hoy debieron estar demasiado ocupados...
Amelie miró alrededor del jardín, luego comprobó la hora en su reloj y negó con la cabeza decepcionada. Como era de esperar, la resaca de Ricardo debió haberle impedido llegar a tiempo.
Liam colocó su cálida mano sobre la de Amelie y le ofreció una sonrisa tranquilizadora.
—Probablemente piensa que ahora mismo estoy nerviosa. Es demasiado dulce.
Ella le dio un pequeño apretón a su mano y sonrió de vuelta, haciéndole saber que estaba bien. En ese momento, la atención de todos se dirigió al anfitrión de la boda que anunció en voz alta la llegada del novio.