Selene detiene sus pasos. Se volvió para mirar a Xavier mientras su cara no se veía diferente a la de un tomate en ese momento.
—¿Qué dijiste? —preguntó, esperando haber escuchado mal la primera vez y que su mente le estuviera jugando una mala pasada.
—¿Y si estoy enamorado de ti? —repitió Xavier.
—No lo estás —dijo Selene—. No puedes estar enamorado de mí —agregó, mirando alrededor del jardín para encontrar palabras que pudiera añadir, pero fue interrumpida cuando Michelle apareció de la nada.
—Selene, Xavier. ¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Michelle a través de una sonrisa forzada. Había escuchado la pregunta que Xavier le hizo a Selene y no podía creer lo que escuchaba.
«Aquí estoy tratando de hacer que él me note y ella lo está seduciendo», pensó Michelle para sí misma.
—Solo estábamos hablando —respondió Selene antes de cojear de vuelta al interior de la mansión, dejando a Michelle y Xavier atrás.