—Hera se encontró arrastrada por el encanto evidente de Leo, pero no estaba sola; los otros espectadores parecían igualmente cautivados, con muchos desmayándose aún más que ella, especialmente aquellos que veían la transmisión en vivo.
—La manera en que Leo pronunciaba su nombre era innegablemente seductora, provocándole escalofríos a Hera. Inconscientemente, se encontró conteniendo la respiración, con sus mejillas teñidas de un rubor sutil. Al encontrarse con la mirada de Leo, vio una mezcla de inocencia y seriedad en sus ojos, como si él no fuera consciente del efecto de sus palabras o de las implicaciones detrás de ellas.
—Hera comenzó a dudar de sus propias reacciones, cuestionando si Leo había tenido alguna intención detrás de sus palabras. Tal vez, pensó, el problema residía en su propia respuesta, ya que se sentía reaccionar demasiado sensible ante la mirada del público como una bish excitada.