El anciano se volvió hacia Nicolás y expresó su simpatía. —Lo siento mucho por lo que te pasó, joven. Rezo para que recuperes tu memoria y entonces puedas encontrar a tu esposa.
Nicolás solo pudo asentir débilmente, incapaz de decir nada en ese momento.
Estuvieron en silencio mientras estaban juntos, de frente a la cabaña. Uno pensaba en la boda festiva y el otro intentaba con todas sus fuerzas ejercer cada célula cerebral que tenía en recordar aquel importante evento.
Nicolás solo sentía dolor de cabeza. Suspiró frustrado.
Esto invitó al anciano a mirarlo con lástima. Se aclaró la garganta. —¿Cuánto tiempo ha pasado desde el accidente?
Nicolás respiró profundamente y lo dejó salir lentamente. ¿Cuánto tiempo había pasado? Bueno... casi seis años. Esto le hizo sentir una culpa muy profunda.
Debe de haber dejado a su esposa poco después de la boda. No podía imaginar cómo se debía sentir ella cuando él se fue y no volvió durante años. ¿Dónde fue? Quizás fue a buscarlo...