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—Es gracioso que digas eso, ¿no puedo ni siquiera probar que es cierto? Querida prima, ¿tienes los recibos de los comerciantes que proclaman que las joyas son tuyas? —Valerie alzó una ceja—. Estoy segura de que has robado eso para tu hijo bastardo.
—¿Bastardo? —Un murmullo surgió del conductor del carruaje.
—Sí, un bebé concebido y que pronto nacerá fuera del matrimonio. —Valerie sonrió radiante y asintió.
El conductor del carruaje miró a Sophie sorprendido porque pensaba que ella era una pura doncella, virgen e intacta. No parecía el tipo de tener un bebé y tener sexo prematrimonial que era visto como malo por la iglesia y su gente.
—Mi prima aquí es un poco lunática, ya ves, —agregó Valerie con un movimiento de cabeza—. Ella pensó que cuando un hombre te pide que duermas con él en la cama significa que te ama pero, es completamente una tonta. Ahora quiere escapar con su hijo bastardo.
Sophie sintió algo dentro de ella romperse.