Erik, al parecer, había sido lo suficientemente astuto como para darse cuenta de que Savannah tenía una relación especial con su jefe. Como resultado, Erik había organizado que ambos estuvieran en la misma habitación, sin duda para complacer a Dylan.
—Puedes bajar tú primero —Dylan no culpó a Erik por hacer el arreglo sin su permiso, y Erik Naik se fue tan pronto como recibió la orden.
Dylan entró en la habitación.
Savannah se quedó en el umbral, sin saber a quién culpar. Finalmente, se apresuró a entrar con Dylan.
—¡Espera!
—¿Qué pasa? —Él se detuvo y se giró hacia ella. Él sabía lo que ella intentaba decir.
—Deberías hablar con el señor Naik —dijo Savannah observando la suite. Era una suite de lujo clásica.
—¿Por qué? —preguntó él con tono deliberado.
—¡Consígueme una habitación! —dijo ella enojada. ¡Él debió haber ordenado a Erik Naik hacer tal arreglo a propósito!