Tiana estaba sentada en su habitación, observando a su hermana desempacar las bolsas; no podía volver a la mansión porque todo lo que tenía allí era de Nicklaus, ni siquiera tenía una pluma en esa casa y por eso dejó todo atrás.
Habían comprado muchas cosas, desde ropa, zapatos, joyas, hasta ropa interior, nombrarlo. No tenía ganas de ir de compras esa mañana, pero sabiendo que la distraería de él por un rato, se obligó. Y aunque por unos momentos, olvidó el dolor, este regresaba cada vez que estaba tranquila.
—¡Oh Tiana, no compramos sets de maquillaje ni bolsas! ¿Cómo pudimos olvidarlo? —dijo.
La cara de Gwen se arrugó al darse cuenta de que habían olvidado algunos artículos; Tiana suspiró; no le importaba que Gwen gastara el dinero. De hecho, por ella había pasado por este infierno, así que si ella no lo gastaba, ¿quién lo haría? Pero el problema era que no tenía fuerzas para ir de compras nuevamente, era tedioso.