—Mía... —susurraron cuando entraron en su boca y antes de que lo supiera, todos habían desaparecido dentro de ella. La energía se precipitó en su sangre. Emitió un gemido, sintiendo cómo se absorbían con su sangre. Era como si hubieran llegado... a casa. Cuando Tania miró el libro, la primera línea había desaparecido. Se había convertido en zarcillos de humo violeta y fue absorbido en su cuerpo.
—¿Cómo estás? —preguntó Rolfe cuando el último hilo de zarcillo violeta desapareció dentro de ella.
—Me siento... bien —con la cara enrojecida y sintiéndose enérgica, lo miró con los ojos muy abiertos. Era como si hubiera consumido esta vasta fuente de energía, de la cual acababa de tocar la punta.