El tiempo pasó muy rápido. En un abrir y cerrar de ojos, había pasado una semana.
Hoy era el cumpleaños de la difunta hija mayor de la familia Lu.
Para el desayuno de hoy, solo estaban presentes Qiao Nian y la Matriarca Gu.
Al ver que el asiento de Gu Zhou estaba vacío, la Matriarca Gu preguntó confundida:
—¿Dónde está Gu Zhou?
Qiao Nian contestó de manera natural y fluida:
—Él salió de casa temprano esta mañana con Chen Qing. No mencionó cuándo volvería.
Un rastro de sorpresa cruzó la mirada de la Matriarca Gu. Mirando la expresión tranquila de Qiao Nian, preguntó con preocupación:
—Él... no te ha intimidado, ¿verdad?
—No. —Qiao Nian sonrió.
Además, Gu Zhou la había ayudado a enviar a prisión a Qiao Shan y Su Xue.
Al ver sonreír a Qiao Nian, la Matriarca Gu se sintió aliviada. Preguntó suavemente:
—Por cierto, respecto a la bolsa de bendición que te pedí que hicieras... ¿Está lista?
—Ya está terminada. ¡Está en mi habitación! —Sonriendo, Qiao Nian asintió.