—¿Cómo lo asustaste? —Nan Yan era muy curiosa sobre los métodos que Xing Jia había utilizado para hacer que Xi Shijin colapsara mentalmente.
Considerando su conocimiento de Xi Shijin, que podía ser cruelmente despiadado incluso con aquellos que consideraba familia, se preguntaba qué podría asustarlo realmente.
En sus ojos, él había perdido su humanidad hace tiempo y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para alcanzar sus objetivos, sin mostrar ningún respeto por la vida. Asustar a alguien como él no era tarea fácil.
—Xing Jia dijo con un tono triunfal —Los métodos ordinarios no funcionarían, así que me centré en las cosas que más le importan.
—A veces, la muerte no es lo más aterrador; perderlo todo lo es. Especialmente para alguien como él, que ha alcanzado una cierta altura, es hipócrita y valora la fama y la fortuna. Hacerlo perder todo es aún más insoportable para él que matarlo.
—Nan Yan soltó una burla —Su fortaleza mental es realmente deficiente.