¿Qué fue eso de hace un momento...? Lucien... ¿en qué estás pensando ahora? La pegajosidad húmeda entre mis piernas fue la mejor respuesta que pude encontrar. Cada punto de mi cuerpo que él había tocado ardía como si estuviera en llamas. Todavía podía sentir su toque persistente en mi cuerpo como si todavía estuviera aquí conmigo, aquí mismo en la cama. Recorrí mis piernas con los dedos reviviendo la sensación de sus manos en mis piernas, mis muslos... y luego mi culo. Mis pezones estaban duros de nuevo y mis pechos rebotaban arriba y abajo mientras jadeaba. Mi coño se apretaba con fuerza mientras apretaba los muslos. Necesito dormir, pero no puedo dejar de pensar en Lucien... Yo...
lo quiero...oh dios, ¡lo quiero!
...
Tras cerrar tras de sí la puerta del dormitorio de Natalia, Lucien se quedó quieto calmando la respiración. Su enorme polla palpitaba de necesidad. Como de costumbre, cada vez que anhelaba a Natalia, se dirigía a aquella habitación.