Nina se recostó en su asiento, observando a Andrew por debajo de sus pestañas. Sus dedos se enrollaron alrededor del tallo de su copa de vino medio vacía.
Gracias a las luces tenues del club que habían ayudado a hacer su rostro ilegible. Andrew la miraba despreocupadamente, girando su whiskey en su vaso.
Había una sonrisa juguetona en su cara que Nina trataba de ignorar con todas sus fuerzas. Ya le había dicho que no podía acompañarlo porque estaba con Valerie. Ahora, la misma nuera no se veía por ningún lado.
Nina pensó en ella, apretando los dientes en secreto.
—¿Sabes? —comenzó con voz burlona—. ¿Por qué no dejas a tu nuera aquí? Simplemente... deja que disfrute de la noche.
Como un gatito desesperado, Nina volvió a mirar hacia la barra donde Valerie había desaparecido.
—Probablemente esté bailando por ahí, pasando el mejor momento de su vida —dijo él arrastrando las palabras.