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—¿Qué te pasó? —Sophie, que cantaba al ritmo de Jenifer López, bajó el volumen del estéreo del coche y le preguntó.
Estaba tan feliz después de salir del hotel que o hablaba de Joseph o cantaba en voz alta durante el viaje.
—¡Nada! ¿Por qué?
Sophie la miró ansiosamente, —No estás en tu estado normal. ¿Rafael dijo algo?
—¡No! No dijo nada.
—Siempre cantamos esta canción juntas y hoy pareces estar a millas de distancia, como si no pudieras oír a la cantante ni a mí... ¿Escuchaste siquiera lo que dije sobre Joseph? —Marissa se sintió culpable.
Su amiga estaba muy cerca de encontrar su felicidad y no quería hacer que todo girara en torno a ella. Durante todos estos años había sido sobre su dolor, sus hijos, su marido, su hermana, su corazón... y su destino.
Y Sophie no solo la escuchaba pacientemente sino que seguía aconsejándola.
Hoy ella merecía la misma entusiasmo por parte de Marissa.
—Solo estaba pensando —Marissa le puso un tono juguetón a su voz.