Kate estaba mirando el techo sin un ápice de ropa en su cuerpo. La habitación que les habían dado era tan magnífica que la única palabra que se le venía a la mente era...
—Elegante.
Más que una habitación de hotel, parecía el set de una película. La cama era una cosa enorme estilo dosel, cubierta con sábanas sedosas y cojines.
Estaba segura de que era tan suave y tan inmaculada que debió haberla ensuciado con solo tocarla.
Sus ojos se desviaron para ver el masivo candelabro de cristal colgando del techo. Literalmente parecía que estaba lanzando destellos por toda la habitación. La alfombra era tan mullida que necesitó sujetarse del brazo de John para alcanzar la cama.
Esto era abrumador. Este espacio súper lujoso le estaba dando vibraciones reales. Ya se sentía como una princesa.
Esa sería la vida, la que tendría, una vez que llegara a Valerie Sinclair. Una vez que ella fuera millonaria, le gustaría hospedarse en estos hoteles mientras viajaba.