—Estás muy tensa —señaló Cenit y le sostuvo la mano. Estaba muy fría. Recordó cómo solían ser de frías sus manos—. ¿Quieres cancelar esta reunión?
Amanecer negó con la cabeza.
—No. Quiero verlo.
—Está bien.
Actualmente, Cenit acompañaba a Amanecer a tomar té en el jardín trasero, mientras esperaban la llegada de su padre. Ella se veía muy nerviosa y no paraba de moverse inquieta.
—Pensé que estabas ocupado —Amanecer recordó que Cenit había estado mucho tiempo lejos del palacio últimamente, pero ella no sabía lo que había estado haciendo, ya que también estaba ocupada preparando la ceremonia.
Cenit no aportaba mucho al respecto, porque siempre decía 'haz lo que te haga sentir cómoda y feliz'. A él le estaría bien cualquier cosa.
Siendo fiel a su palabra, él asentía a todo lo que Amanecer decidía. Pero al mismo tiempo, Amanecer sentía que a él no le importaba, a pesar de su confesión del otro día.