—Punto de vista de Emilia Merwin.
Emilia observaba cómo sus amigos obtenían puntuaciones de hasta 90/100.
Ella suspiró pesadamente.
Estar en una situación donde crees que no lograrás algo bueno es realmente preocupante.
Sin embargo, es natural que las personas se frustren en estas circunstancias.
Un ejemplo de ello es Emilia.
Ver a sus amigos alcanzar puntuaciones casi perfectas la dejó nerviosa.
Sin embargo, el único cadete que consiguió la puntuación perfecta fue Asher.
Cada parte de la primera etapa de la evaluación depende en gran medida del manejo del maná: su comprensión, la experiencia y cómo se utiliza, así como la cantidad que se puede usar antes de agotarse.
Emilia no es de los magos que poseen mucho maná.
Tener tres afinidades le dificulta avanzar en su poder.
Al principio, decidió llegar a la cima y ser alguien fuerte con una sola afinidad elemental, pero pronto se dio cuenta de que estaba en el camino equivocado.
Sin embargo, la evaluación llegó de repente, y cuando Emilia cambió de opinión, ya era tarde.
Sumida en sus pensamientos y suponiendo que no obtendría una buena puntuación, ver a sus amigos lograr buenas calificaciones la puso aún más nerviosa.
Era el turno de Gloriana, y Emilia observó todo el procedimiento, una y otra vez, en los demás cadetes.
La mayoría obtenía 60/100 puntos, aunque algunos apenas llegaban a los 20 o 40 puntos, lo que generalmente se considera como estar destinado a reprobar el primer año.
Si no obtienes una buena puntuación en la primera etapa de la evaluación, estarías en riesgo de reprobar el año, a menos que logres mejorar. Sin embargo, Emilia estaba insegura de sí misma.
¿Realmente podría sacar una buena puntuación o no? Quizás sus pensamientos la estaban distrayendo y haciéndola dudar de sí misma.
Al ver que Gloriana colocaba la mano en la primera esfera, la voz del profesor llegó a sus oídos.
Después de Gloriana seguía Luna, y después de Luna, ella.
Su turno estaba cerca, y su nerviosismo era evidente.
"Coloca la mano en la esfera", indicó el profesor.
Fue un proceso rápido al principio.
Gloriana hizo lo mismo que los demás cadetes, y pronto la voz del profesor resonó.
"98.80% para alcanzar el segundo círculo."
"..."
No solo Emilia, sino también los cadetes y los profesores quedaron sorprendidos por la primera puntuación de Gloriana.
Casi un 100% para alcanzar el segundo círculo, ¿acaso es eso real?
Si hubiera sido Asher, por supuesto que Emilia no se habría sorprendido. Ella sabía que Asher estaba en una liga completamente diferente en cuanto a talento y todo lo demás.
De hecho, Emilia pensó para sí misma que Asher era alguien increíble.
"Es como una figura a seguir para todos los cadetes."
Talento, comprensión, incluso su inteligencia es sorprendente. Básicamente, Emilia podría admitir que Asher era bueno en todo.
Fue entonces que Gloriana se acercó a la segunda esfera.
"Coloca tu mano en la esfera", repitió el profesor.
Una y otra vez los profesores repetían las mismas palabras, en caso de que algún cadete no realizara el procedimiento correctamente.
La segunda esfera medía cuánto tiempo se podía usar el maná antes de agotarse; cuanto más tiempo se tardaba en agotarse, más increíble era la persona.
Pronto, después de un buen rato, el profesor habló.
"32 minutos y 18 segundos."
Emilia miró con sorpresa a Gloriana.
Todos estaban obteniendo resultados increíbles, a pesar de que la mayoría apenas llevaban tres meses como magos, y algunos, solo dos meses.
¿Qué demonios sucedió para que avanzaran tan rápido?
¿Acaso sus talentos son tan increíbles, o tienen un entrenamiento especial?
Cualquiera podría ser la respuesta.
Sin embargo, Emilia no se consideraba alguien con un talento sobresaliente; simplemente se veía a sí misma con un talento normal, intermedio, sin llegar a ser elevado.
Aunque entrenaba todos los días, lo hacía con una sola afinidad, y tal vez no se había dado cuenta de que estaba en el camino incorrecto al utilizar solo una.
Al principio, usaba todas sus afinidades, pero le resultaba difícil, por lo que decidió concentrarse en una sola.
Sin embargo, pronto se dio cuenta de que ese había sido su mayor error.
Suspiró nuevamente.
Pasaron unos minutos, y Gloriana se había recuperado un poco. Entonces, se dirigió a la última esfera.
"Sabes qué hacer, cadete. Deja fluir tu maná y hazlo lo más rápido posible sin alterar la fluidez."
Rápidamente, los resultados llegaron, y entonces el profesor habló.
"Fluidez: 89.89%, velocidad de salida: 60.90%."
Ella fue casi mejor que Julián, aunque la velocidad a la que salía su maná fue normal.
Emilia pensó: "Ella es increíble."
Gloriana estuvo por detrás de Julián, pero Emilia notó algo.
"Es como si estuviera probando algo nuevo."
No estaba del todo segura, pero pudo sentirlo. Gloriana parecía estar recién aprendiendo a usar su maná; si antes era buena, ahora parecía aún mejor, aunque no pudo darlo todo.
"Cadete, felicidades, obtuviste 90/100. Sigue así."
"..."
Emilia observó la escena, un poco peculiar. La profesora Oriana y su amiga Gloriana eran hermanas, pero sintió que esas palabras sonaron extrañas.
Aunque, por supuesto, el estatus no significa nada en la academia, fue curioso ver esa escena donde ambas hermanas no hablaban como de costumbre.
"Siguiente cadete: Luna Hazard."
Entonces, Luna pasó a ser la siguiente. Después de ella seguía Emilia, quien estaba aún más nerviosa.
Trató de mirar hacia otra parte para calmar sus nervios. En eso, vio en dirección a donde los cadetes que ya habían pasado estaban todos en una sección separada.
"Mmm..."
Sus ojos se fijaron en Julián, quien instintivamente desvió la mirada cuando Emilia lo observó.
A decir verdad, Emilia admitía que Julián era increíble en cuanto a talento, aunque desde que llegaron a la academia, casi no hablaban.
Fue realmente extraño que él tratara de evitar su mirada.
Entonces, la voz del profesor resonó.
"79.90% para alcanzar el segundo círculo."
Luego pasó a la siguiente esfera, y el profesor volvió a hablar.
"27 minutos y 48 segundos."
Tras unos minutos, se acercó a la siguiente esfera, y el profesor habló.
"Fluidez: 75.99%, velocidad de salida: 75.98%."
Finalmente, la profesora Oriana llegó y dio el resultado de Luna.
"89/100. Sigue así, cadete."
"..."
Emilia observó todo el proceso y las evaluaciones de Luna. Aunque estaba detrás de Gloriana, no lo estaba tanto; ambas eran casi iguales en talento. Por supuesto, al ser magos que despertaron hace poco, sus talentos aún no se mostraban por completo.
Sin embargo, al llegar al segundo círculo, sus talentos se revelarían por completo.
"Siguiente cadete: Emilia Merwin."
Llegó su turno.
Su pecho se hundió.
Su corazón latió con nerviosismo.
Su respiración se agitó.
Su cuerpo empezó a calentarse, lo que la hizo empezar a sudar.
Se mordió la lengua y se dijo a sí misma:
"Cálmate. Aunque no obtenga una buena puntuación, no es necesario estar nerviosa."
"Solo cálmate."
"Cálmate y no tengas nervios. No importa el resultado, solo necesito estar tranquila."
Se repitió a sí misma una y otra vez hasta que finalmente se paró frente al profesor que sostenía la primera esfera.
Colocó su mano en la esfera y, después de unos segundos, la voz del profesor se escuchó.
"99.98% para alcanzar el segundo círculo."
"..."
En un instante, abrió los ojos y miró al profesor, confundida. Luego miró a la profesora Oriana, quien parecía escéptica ante el resultado, tal vez ya acostumbrada a ver tales números.
Sin embargo, Emilia quedó perpleja, en shock, y sus pensamientos inundaron su mente.
¿Cómo es posible esto?
¿Por qué estoy a un paso de avanzar al segundo círculo?
¿En qué momento mi maná se volvió lo suficientemente fuerte para estar tan cerca del segundo círculo?
Aún no estaba segura de sí misma.
Quizás el profesor se confundió, así que decidió preguntar:
"No... está mal..."
"..."
El profesor miró a Emilia, confundido.
¿A qué se refiere esta cadete? ¿No está conforme con su resultado?
Entonces, el profesor habló:
"No, cada resultado es preciso, cadete Emilia. Ahora sigue con la segunda esfera."
Sin más que decir, Emilia se dirigió a la segunda esfera.
Canalizó su maná como era debido y lo dejó salir.
Un minuto, diez minutos...
Perdió la cuenta, y entonces...
"Haa... Haa... Haa..."
"28 minutos y 58 segundos."
"..."
Quedó sorprendida, pero su cansancio evitó que lo demostrara.
Estaba muy exhausta. Fue realmente agotador, como si estuviera a punto de morir; todo su cuerpo se sentía débil.
Esa era una de las consecuencias de agotar por completo su maná; era realmente una sensación horrible.
Era como si la fuerza vital se hubiera desvanecido, dejando solo un cascarón vacío dentro de ella.
"Descansa diez minutos y sigue a la última esfera, cadete."
El profesor habló, y ella caminó mientras sus piernas temblaban ligeramente, para luego sentarse en el suelo a meditar.
Diez minutos después, abrió los ojos y rápidamente se colocó frente al profesor que sostenía la última esfera.
Puso la mano como de costumbre y dejó salir su maná.
Como bien sabes, la última esfera es la más importante.
Esta evaluación mide qué tan bueno eres usando el maná, y, por supuesto, cada mago debe tener una excelente comprensión de este.
Por lo tanto, la última esfera es crucial.
"Fluidez: 70.56%, velocidad de salida: 79.88%."
Aunque fue bastante alto y casi igual a los resultados de sus demás amigos, Emilia se preguntó.
"¿Cómo es que logré estos resultados? Se suponía que debía ser lo contrario", pensó Emilia mientras el desconcierto llenaba su mente.
Sin embargo, sabía que esas preguntas no tendrían respuesta inmediata; ella misma tendría que encontrar las explicaciones.
Mientras trataba de asimilar lo sucedido, la voz de la profesora Oriana la sacó de sus pensamientos.
"87/100, felicidades, cadete", le dijo Oriana con una expresión neutra.
Aunque recibió el elogio, Emilia apenas prestó atención. Aún confundida, se dirigió al lugar donde estaban los demás cadetes. Se paró junto a Julián, intentando calmarse.
"Oh... Estuviste increíble, Emilia", dijo Julián, rascándose la cabeza nerviosamente mientras evitaba su mirada.
Emilia lo observó con curiosidad, notando lo incómodo que parecía. "Jeje, gracias, Julián. Tú también lo hiciste muy bien."
"N-no fue nada... Asher fue el más increíble, ¿sabes? Jeje", respondió Julián, sonriendo de manera incómoda.
Emilia sonrió ante la reacción de Julián, pero algo en su comportamiento le resultaba extraño. "¿Sucede algo, Julián?"
"Eh... no, nada", contestó Julián, desviando la mirada rápidamente.
Emilia decidió no insistir y se volvió hacia Asher, quien estaba más adelante.
"Hola, Asher", saludó con un tono que incluso a ella le pareció inusual.
Asher levantó una ceja, claramente extrañado por la repentina interacción. "Hola", respondió de manera escueta.
Después de ese breve intercambio, el silencio se instaló entre ellos. Emilia suspiró, sintiendo la incomodidad de la situación.
"Soy tan mala hablando con él... pero él también es malo hablando con los demás", pensó, resignada.
Era cierto que Asher no solía iniciar conversaciones a menos que tuviera un motivo claro. Sin embargo, cuando el tema le interesaba, podía hablar extensamente. Emilia lo sabía, pero eso no la hacía sentirse menos torpe en ese momento.
Mientras intentaba calmar sus pensamientos, el eco de sus resultados seguía resonando en su mente. "¿De verdad tengo talento?", se preguntaba.
Hasta ahora, siempre había dudado de sus habilidades. Había entrenado duro, pero nunca había logrado avances significativos. Había creído que su falta de progreso se debía a que usaba solo una afinidad, lo que supuestamente debería haber acelerado su crecimiento, pero los resultados decían lo contrario.
"¿Siempre he tenido talento?", se preguntó, cuestionando sus anteriores creencias. "Entonces, ¿por qué no me había dado cuenta antes?"
Una leve sonrisa apareció en su rostro mientras reflexionaba. "Supongo que a veces soy muy tonta."
Ahora, todo era más claro para ella. No era una persona sin talento o con un talento mediocre. Venía de la familia Merwin, una de las diez grandes familias, y su padre era uno de los magos más poderosos. Pero eso no garantizaba que heredara todo su talento. Sin embargo, ahora estaba segura de que tenía habilidades excepcionales, y eso era algo que ya no podía negar.
"Siempre tuve talento", pensó Emilia con determinación, y a partir de ahora, no volvería a dudar de sí misma...