—Perspectiva de Gloriana Mengral.
—Momentos antes.
Dentro de un carruaje, custodiado por caballeros bajo el mando de Josephine.
"Deberíamos ir a un restaurante", propuso Luna mientras miraba por la ventana del carruaje.
"¿Crees que él está bien?", dijo Luna.
"Por supuesto que sí, mi hermana lo entrenó después de todo".
"Sí, pero... ¿y si está herido o en peligro ahora mismo?"
Es de esperarse que Luna esté preocupada, después de todo "él" fue quien las mantuvo a salvo en aquella ocasión. No es como si se preocuparan todo el tiempo y estuvieran al tanto de "él", pero siempre están preocupadas.
"Lo odio..."
"¿Por qué lo odias?", preguntó Gloriana.
"Y tú, ¿por qué estás así? ¿Acaso no te enojó que ni siquiera se despidiera y tampoco lo podíamos ver los días de entrenamiento?"
"Bueno...", Gloriana paró sus palabras mientras giraba la cabeza y miraba por la ventana. Luego habló: "Solo un poco".
"¿Un poco...?", Luna miró a Gloriana con los ojos entrecerrados.
"..."
"Bueno, quizás sí me enojé... Pero no tanto", dijo Gloriana.
Luna y Gloriana se quedaron en silencio por un momento.
Ambas se habían enojado un "poco" porque él ni siquiera se despidió o no las fue a ver. Después de todo lo que hicieron y todo el tiempo que estuvieron juntos en el castillo, todo eso para que "él" no se despidiera de las dos.
Gloriana miró por la ventana, observando las calles llenas de personas, los puestos de comida y vendedores por todas partes.
"¿Por qué venimos a Azares? Esta ciudad es muy ruidosa", refunfuñó Luna.
La ciudad de Azares, una ciudad que a Luna en particular no le encanta ni siquiera visitar, es siempre ruidosa por las personas que venden en todas partes. Cada calle que vayas está llena de vendedores y personas gritando sus ventas.
Una ciudad que a muchos les encanta, pero a algunos no, como a Luna.
"¿No te aburres de estar en el castillo?"
"No".
"A mí sí. No quería venir sola, así que te traje".
"Sabes que estamos a dos días de la ciudad imperial", dijo Luna mirando a Gloriana.
"Eh... sí, lo sé".
"No lo sabes".
"..."
Gloriana se quedó en silencio hasta que vio un restaurante cercano.
"¿Quieres algo de comer?"
"..."
"Tenemos chefs profesionales en el castillo, ¿sabes?"
"Vamos... eres muy aburrida".
Aun así, Luna no tuvo otra opción y aceptó ir a comer al restaurante que Gloriana vio.
Por supuesto, no es como si Luna quisiera estar en esta ciudad, pero está más que obligada a acompañar a Gloriana. Realmente no quiere estar en esta ciudad.
En el castillo de la familia real tienen de todo. Para Luna, no es necesario salir siquiera una vez del castillo. Después de todo, el castillo es como una ciudad pequeña pero con todo tipo de cosas en un solo lugar.
Entonces, Luna pensó:
"El primer año de la academia Laosa es en unos meses. Espero que Asher logre obtener los diez logros de caballero y se convierta en noble".
Conseguir los diez logros de caballero no solo significa ser un caballero en sí, también significa ser un noble de un rango más bajo. Pero entrar a la academia Laosa requiere ser un noble y no un plebeyo.
Luna odiaba la idea de poner a Asher en peligro solo para obtener los diez logros, pero esa era la única manera en que un plebeyo pudiera ser un noble.
"¿Por qué el rey no le dio el título de noble por salvar a Gloriana?"
Luna estaba confundida por eso. Siendo el rey, es posible con su autoridad darle el título de noble a Asher, pero no lo hizo. Fue por eso que Luna sospechó de un posible inconveniente, pero no puede llegar a una conclusión concreta así de fácil.
Entonces miró a Gloriana.
"Ella no parece saber nada".
A pesar de ser una de las herederas del trono, Gloriana es muy distraída sobre estos tipos de asuntos. Ella pudo haber hecho que el rey le diera el título de noble a Asher fácilmente.
Pero aún así, Gloriana no se enteró de eso. Lo más sorprendente fue que el mismo director de la academia Laosa estaba ahí en ese momento, pero él también es como el rey.
El director de la academia Laosa, conocido como el mago elemental Wilbeg de noveno círculo, siendo un anciano, está en la cima del noveno círculo, teniendo en sus manos la mejor academia de todo el continente. Para Luna, el director Wilbeg es un gran mago.
"¿Pero por qué el director Wilbeg no lo notó...?" Sin poder terminar, el carruaje se detuvo.
Las puertas se abrieron y entonces Gloriana salió del carruaje con su elegante atuendo adornado con decoraciones doradas. Todo el vestido de Gloriana era increíble, con su color blanco y los detalles dorados en el vestido.
Entonces Luna también bajó del carruaje, luciendo un vestido casi igual que el de Gloriana, pero de color negro con decoraciones doradas por todo el vestido.
Ambas llevaban el cabello recogido en un moño, mientras dos mechones caían cerca de la oreja.
Entonces Josephine se acercó.
"Señorita Gloriana y señorita Luna, las estaré esperando aquí afuera", dijo Josephine mientras se inclinaba en señal de respeto hacia las dos chicas.
Las personas alrededor miraron la escena un poco confundidas, pero rápidamente supusieron que se trataba de dos nobles muy importantes.
"Mira sus vestidos, son increíbles".
"Deben de ser nobles de alto estatus".
Por supuesto que los elogios no faltaban, las personas alrededor del área hablaban elogiando los vestidos y lo lindas que se veían Luna y Gloriana.
Entonces, las dos entraron al restaurante cuya fachada ya parecía la de un restaurante muy lujoso, como de cinco estrellas. El interior también era muy lujoso, con mesas bien decoradas, muebles y algunas plantas como decoración. La luz daba una sensación de tranquilidad y el espacio del restaurante era grande, con el olor de la comida y las personas esperando sus pedidos.
"Pensé que sería un restaurante normal, pero esto es de clase alta".
Luna se sorprendió por el restaurante. De hecho, todo es de lujo; no hay nada en este restaurante que se pueda decir que sea de baja clase como en un restaurante común y corriente. Todo el lugar daba un aire de modernidad, perfección y nobleza.
"Yo también pensé que sería uno normal. Eso explica por qué parece estar vigilado".
Por supuesto, Gloriana y Luna miraron a unos guardias uniformados afuera del restaurante, aunque las dejaron pasar sin mostrar mucho interés en ellas.
"¿Qué tal si pedimos...?" Luna se detuvo cuando vio un rostro muy conocido que también la estaba viendo a ella.
"Creo que encontré algo muy interesante", dijo Luna, y entonces Gloriana giró la mirada hacia un lugar apartado de las demás mesas. Estaba medio oscuro y una sola luz lo iluminaba.
Pero no estaba solo. Un hombre alto, de cabello negro y ojos oscuros, estaba justo al lado de "él".
"Asher..." Entonces Gloriana fue la primera en hablar, pero al instante una mujer de cabello oscuro que llevaba unos platos de comida se sentó en la misma mesa.
"¿Quiénes son ellos?", fue lo que Gloriana se preguntó a sí misma.
En medio de una mesa donde llegaba poca luz, un hombre y una mujer que tenían un cierto parecido, pero sobre todo, un tercero que estaba sentado, con ojos rojos como la sangre y cabello plateado, miraba a ambas chicas con expresión de sorpresa.
***
—Cambio de escena.
—Perspectiva de Asher Frostblade.
"Asher..."
En el momento en que Gloriana habló, Isabella y Encrid voltearon la mirada y vieron a Luna y Gloriana.
"Pero qué niño con sorpresas, no sabía que tenías dos lindas amigas".
"..."
No respondí al instante, pero...
"¿Por qué están aquí?"
No entendía por qué Gloriana estaba lejos de la ciudad imperial, pero Luna... ¿por qué está aquí? Creí que no le gustaba salir del castillo.
Entonces Gloriana y Luna se acercaron a la mesa.
"Parece que tenemos a alguien que no se despidió".
"..."
Giré la cabeza y solo pensé en una cosa.
"Creo que estoy en problemas".
Solo podía decir eso. Ante la mirada de ellas dos me sentía extraño.
Me miraban como si yo hubiera hecho algo muy grave.
"Ha pasado un tiempo, ¿no?" Entonces hablé.
"Ahora tú eres el idiota", murmuró Encrid.
"No te metas, maldita idiota", murmuré igualmente ante las palabras de Encrid.
"..."
Ambas chicas se sentaron. La mesa tenía cinco asientos disponibles.
"¿Cómo se llaman, niñas?" Entonces Isabella habló con su habitual voz dulce.
"Hola, me llamo Luna y ella es Gloriana".
"Es un gusto, amigas de Asher. ¿Ya pidieron algo?"
"No, todavía no".
"Entonces les traeré lo especial de este restaurante".
Isabella se levantó y se fue a pedir más comida. Encrid y yo nos quedamos en silencio hasta que Luna habló.
"¿Quiénes son?"
Miré a Luna y hablé.
"Conocidos".
"¿Cuántos logros de caballero tienes?"
"Ya tengo seis".
Entonces Luna dejó de preguntar. El ambiente era extraño, de hecho, es algo muy incómodo. En mi vida pasada ni siquiera pasaba el tiempo libre con alguien, simplemente era un solitario. Es por eso que es muy extraño estar con más personas en un solo lugar, sobre todo por el idiota que tengo al lado.
Miré a Encrid, que simplemente estaba viendo por las ventanas del restaurante. Desde donde estábamos, se podían ver las calles y las personas. Quizás él también estaba muy incómodo.
No es como si los dos estuviéramos pensando lo mismo sobre el lugar. Yo, que era un asesino y siempre fui solitario, y Encrid, que en algún momento lo perdió todo y pasó por una guerra de quién sabe cuánto tiempo, parecíamos como hermanos, a decir verdad. Teníamos los mismos pensamientos y rara vez hablábamos al mismo tiempo, como si estuviéramos conectados y pensando las mismas cosas todo el tiempo.
De hecho, hasta me daba miedo pensar las mismas cosas que piensa un idiota como Encrid. Siento que me volvería un idiota como él.
"Suspiro"
Suspiré levemente y miré a Isabella que ya venía en camino.
Apenas era de mañana y ni siquiera era mediodía, pero ya quería regresar a las misiones. El problema es que estaré sin hacer nada por un mes entero. En esta ciudad no hay nada importante y no podré ir a una misión. Alicia, Clara y Dik estarán en sus casas durante este mes.
Todo este mes será extremadamente aburrido e incómodo.
"Muy bien, es hora de comer. Mientras, podemos hablar", dijo Isabella.
"Esto tardará mucho más de lo que pienso", murmuré.
***
—Cambio de escena.
La comida terminó con una despedida del restaurante. En este momento había dos integrantes más en este día muy incómodo, pero afortunadamente ya no caminamos como si fuéramos una familia. Encrid y yo suspiramos de alivio al mismo tiempo cuando Isabella nos dijo que ya no siguiéramos actuando como familia.
Actualmente vamos a un centro comercial. Por mucho que traté de insistir en que no fuera, esas tres mujeres nos obligaron a Encrid y a mí.
El objetivo del centro comercial era simplemente comprar ropa y disfrutar de lo que nos encontráramos.
Por supuesto, fue Luna quien propuso la idea de ir a ese lugar. De hecho, ni siquiera en mi vida pasada fui a comprar ropa a un centro comercial, lo que significa que no sé qué hay en un centro comercial, lo que me convertía en el raro del grupo, pero eso también va para Encrid.
Los caballeros que estaban escoltando a Gloriana y Luna actualmente nos están siguiendo juntos detrás de nosotros. En el momento en que crucé miradas con Josephine, este simplemente me miró con el ceño fruncido.
"Era de esperarse, después de todo los caballeros son muy arrogantes".
De eso todos saben, un caballero es muy arrogante cuando se trata de un plebeyo.
Pero por más extraño que parezca, Josephine parecía que su arrogancia hacia mí estaba bajando, aunque muy poco, pero logré verlo por unos segundos.
No es como si me interesara ser aprobado por un caballero arrogante.
"Vaya, es muy grande el centro comercial", dijo Isabella con un ligero brillo en sus ojos mientras sonreía.
Miré un gran edificio de cuatro plantas. El edificio era tan ancho y alto, los ventanales... de hecho, todo se veía increíble, entonces murmuré en voz baja.
"Así se ve un centro comercial".
Lo dije lo más bajo que pude, pero sentí una mirada pegada en mí. Entonces miré de quién era.
"..."
"..."
Encrid me miraba mientras levantaba ligeramente la ceja.
"Tú tampoco sabías cómo era un centro comercial".
"..."
Él no respondió, pero obviamente ni siquiera sabía qué era este edificio. Su rostro lo decía todo.
Entonces entramos al edificio. Solo la entrada era grande por fuera, no podía decir nada, pero apenas entramos todo era demasiado lujoso. Ninguna tienda normal, o incluso un poco más que una normal, se le podía comparar a este lugar.
"Es enorme", murmuré, y entonces la mirada de Encrid se posó en mí.
"Idiota".
"Idiota...".
"..."
Entonces hablamos al mismo tiempo mientras nos mirábamos con una extraña sensación...