—Aparte de las pequeñas sospechas sobre la relación familiar, la impresión general que Harper tenía de Emory solo se volvía más positiva a medida que avanzaba el día —dijo ella—. La chica era una auténtica iniciadora, enérgica y demasiado ansiosa por sumergirse de lleno en el trabajo. Harper había reservado casi la mitad del día para ayudar a la recién llegada a orientarse sobre todos los requisitos del proyecto y su estado actual, pero para su sorprendente alivio, a Emory solo le llevó una porción insignificante de ese tiempo estar completamente preparada.
La rápida adaptación aligeró la carga de trabajo de Harper mucho más de lo anticipado, lo que era exactamente lo que necesitaba con la fecha límite del diseño conceptual acercándose a fin de mes. Ayudó a quitar tanta presión de sus hombros que, cuando salió del trabajo, incluso se saltó su habitual estiramiento bostezante, reemplazando el hábito con un animado "¡He vuelto!" cuando llegó a casa y vio a Eli echado en el sofá.