**Harper**
Hace apenas unos minutos, Harper estaba preparada para pasar el resto del largo crucero con paso inseguro y una náusea mareante. Pero la pausa en la cubierta con Eli —o la llamada terapia de delfines, según su asistente— resultó ser milagrosa, y pronto se encontró moviéndose de un extremo a otro del barco, probando diferentes lugares para obtener la mejor vista.
Eli la siguió como un perrito todo el tiempo, afirmando que la cubierta estaba resbaladiza y especialmente peligrosa para alguien que sufre de mareos. ¿Y si el barco se balanceaba? ¿Y si ella se mareaba de nuevo y se caía? Con todas las razones justificadas, no dejó que sus dedos se soltaran de su agarre por más de un segundo, y Harper estaba segura de que los dos habían sido vistos por cada persona en el barco mientras deambulaban de la mano.
Hablando del PDA más público.