Una vez que Jazmín se había ido, Urma soltó un suspiro de alivio y se apresuró a regresar a su habitación.
Ned se sorprendió por su entrada abrupta en la habitación.
—¿Está todo bien? —preguntó él.
Ella asintió. —Sí, está todo bien. Continúa con tu trabajo, necesito verificar algo.
Y entonces él asintió y volvió a hurgar entre las recetas de medicinas.
Ella caminó hacia la puerta que conducía a su cámara de baño y la cerró tras de sí, antes de asegurarla con llave.
Luego tomó un taburete y se subió a él alcanzando el techo.
Buscó a través del techo y comenzó a rebuscar apresuradamente.
Al principio comenzó a entrar en pánico al no encontrar lo que buscaba.
Comenzó a sudar y todo su ser temblaba de terror.
Y entonces finalmente cayó del techo y aterrizó en el suelo.
Bajó del taburete, lo recogió y comenzó a revisarlo.
Era un archivo grande y marrón, viejo y entrelazado con una lana marrón.
Ella lo desenrolló y comenzó a revisarlo.