*Alessandro*
Estudié mi reflejo en el espejo. Estaba bien afeitado y preparándome para ponerme mi esmoquin. Por ahora, una camiseta blanca y unos vaqueros serían suficientes. Era demasiado pronto para cambiar, pero los proveedores tenían todo bajo control, por lo que no necesitaron mi ayuda para configurar las cosas.
Verónica prácticamente dio un portazo con el cuerpo. Sofía entró, los dos jadeando fuertemente.
"¿Qué diablos está pasando?" Pregunté, mis ojos iban de uno a otro.
"No podemos encontrar a Rebecca", se lamentó Verónica.
"Jamie dijo que cree haber visto a alguien secuestrarla. Está afuera buscándola ahora mismo. Tienes que ayudar", gritó Sofía.
Podía sentir la sangre salir de mi cara. Me sentí débil, pero no podía dejar que las chicas supieran cuánto miedo se enroscaba en mis entrañas, amenazando con atacar como una serpiente venenosa.
"¡Nico!" Grité.
"Estoy manejando algo, jefe", gritó desde el otro lado del pasillo.