*Amara*
Hale me llevó hasta el ascensor. Pero, para ser sincera, no tuve ningún problema. El hecho de que me sujetara la muñeca de una forma tan mandona me convenció. Cuando me di cuenta de que sólo estábamos Hale y yo en el ascensor, la puerta había empezado a cerrarse.
Algo de estar de nuevo en aquel pequeño espacio con Hale me devolvió aquella sensación eléctrica, aunque ya ni siquiera me estaba tocando. De hecho, me había soltado en cuanto entramos.
En cuanto se cerraron las puertas del ascensor, me fulminó con la mirada.
"¿Qué? ¿No te gusta ver a la gente pasarlo bien? Entonces estás en el negocio equivocado para eso", me burlé. "Quizá deberías haber aceptado un trabajo en Hacienda si preferías ser tan plasta".
Si iba a insistir en un silencio sepulcral, le hablaría hasta dejarle sin orejas como mi propia forma de torturarle.