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Bradley Caville no podía ocultar su felicidad porque Bella finalmente lo había notado. Incluso le había pedido que se quedara. Esto le calentó el corazón e hizo que planeara conquistarla de nuevo para que ella se convirtiera en su adorable esposa.
—Bella —dijo Bradley, pronunciar su bello nombre era suficiente para acelerar su corazón. Tragó en silencio, intentando calmar su caótico corazón.
—¿Por qué quieres que me quede aquí con estos caballeros...? —continuó, mirando al hombre de mediana edad de aspecto severo que llevaba gafas con armazón de oro sentado tranquilamente al lado de Bella.
—Este es Daniel Sullivan. Es parte de mi equipo legal —dijo Bella con calma mientras se volvía para ver a Daniel—. Daniel, puedes comenzar.
—Sí, señorita Donovan —asintió Daniel Sullivan. Sacó unos cuantos juegos de papeles de su bolsa y los puso delante de Bradley Caville, lo que lo confundió.