El mismo día, por la tarde.
En una de las grandes villas, Laura Kiels paseaba de un lado a otro en su habitación.
Su rostro se veía pálido, asustado por el mensaje de texto que acababa de recibir de un número de teléfono desconocido.
Laura había recibido un mensaje de texto extraño, pero cuando intentó confirmar su contenido con su gerente, Robert, descubrió que su teléfono móvil seguía fuera de servicio. Habían pasado tres días desde que pudo contactar a Robert.
Era inusual porque Robert nunca apagaba su teléfono móvil, así que comenzó a sospechar.
El breve mensaje de texto que recibió hace unos minutos la convenció aún más de que era real.
—¿Qué hacer? ¿Qué haré si Robert realmente me traiciona?— murmuró suavemente mientras seguía caminando de un lado a otro en la habitación. Ocasionalmente intentaba desviar sus preocupaciones, mordiéndose la punta del pulgar.
Después de que pasaron unos minutos, de repente, una voz profunda y encantadora vino desde la puerta.