Denver supo desde el momento en que puso sus ojos en su pareja que si él hubiera estado en el lugar de Luz de Luna cuando ella conoció a Cairo, habría elegido París por encima de ella.
Ahora le confundía cómo algunas personas eran capaces de rechazar a sus parejas destinadas cuando el vínculo era tan intenso.
Denver podría ser muy fuerte, pero no lo suficientemente fuerte como para resistir el vínculo de compañero. Era la última pieza del rompecabezas, completándolo perfectamente y trayéndole una especie de paz que nunca antes había conocido.
Al conocer a su pareja, todo lo que alguna vez sintió por Luz de Luna se aclaró. El vínculo que sentía por ella era como el de una hermana. La diosa Luna sabía que no tendría una, así que Luz de Luna lo era.
Su hermana de otra madre. Era la razón por la cual nunca se sintió atraído sexualmente por ella, y la razón por la cual podían dormir en la misma cama sin que nada sucediera entre ellos.